martes, 1 de noviembre de 2011

EL SECRETO DE LUISITO

Luisito era un niño, de once años, delgadito pero fuerte, con la cara llena de pecas y el pelo pelirrojo. Vivía en una pequeña aldea, en la montaña, y cuando terminaba de ayudar a sus padres en el campo y en casa se iba a jugar al bosque. Le encantaba trepar a los árboles.
Un día, cuando estaba subido en lo alto de un árbol, vio moverse algo pequeño por el suelo, entre las hojas, bajó con mucho cuidado y se escondió detrás de unas piedras, entonces vio a unos pequeños hombrecillos que estaban recogiendo nueces, eran diminutos, no medirían más de diez centímetros.
De repente, apareció Hugo, era un niño rechoncho con el pelo rapado al cero y con muy mal genio, que siempre perseguía a Luisito y le hacía quedar mal delante de los demás, riéndose de su pelo, diciéndole que parecía una zanahoria. Ese día, había seguido a Luisito hasta el bosque.
Los duendecillos salieron corriendo, pero Hugo los vio y logró coger a uno, entonces Luisito salió de su escondite y le dijo que soltara al duende y Hugo le contestó:
-¡Vaya, vaya! Si está aquí pelo zanahoria, y si no quiero soltarlo, ¿Qué harás?
Luisito sin decir nada se acercó corriendo y empezó a hacerle cosquillas a Hugo, este retorciéndose de risa, soltó al duende, Luisito lo recogió y salió corriendo.
Cuando estaban lejos de Hugo, se pararon y el duende le dijo a Luisito que había sido muy valiente y que le estaría eternamente agradecido y le preguntó que qué pasaría con Hugo. Luisito le contestó:
-No te preocupes, yo me encargaré de él.
Luisito regresó a la aldea y fue a buscar a Hugo, que estaba contando que había visto un duende, pero, la gente no le creía. Al ver a Luisito les dijo señalándolo:
-Él también lo vio.
Entonces, Luisito les explicó que Hugo se había dado un golpe en la cabeza y se había desmayado, seguramente había sido una alucinación, las gentes se echaron a reír y se fueron, dejándolos solos.
Hugo le dijo que era un mentiroso y Luisito le contestó:
-Será mejor que no digas nada del duende o yo contaré que te vencí, haciéndote cosquillas.
Luisito regresó todos los días al bosque para ayudar a su amigo, el duende, y su amistad duró eternamente.
¿Y qué pasó con Hugo?
Hugo no volvió a decir nada sobre el duende, pues, siempre se reían de él.

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